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El 26 de junio de 1963, John Fitzgerald Kennedy pronunció un discurso en Berlín, por aquella época Berlín Occidental, que casi 50 años después sigue siendo recordado como uno de los discursos más impactantes y emotivos de la reciente historia política.
El muro de Berlín se había levantado dos años atrás y Berlín Oriental, sometida bajo el yugo soviético se sentía más fuerte que nunca, a pesar de eso, JFK pronunció un discurso antológico criticando al comunismo, que será recordado por la frase “Ich bien ein Berliner” o lo que es lo mismo “Yo soy un berlinés”.
Esa fue su única frase en alemán en todo el discurso, una frase que se le ocurrió instantes antes de empezar, en esos minutos iniciales de nerviosismo y miedo escénico, JFK, con la ayuda de su traductor, memorizó la frase y su pronunciación y el resultado no pudo ser más impactante, emocionó a los miles de berlineses que escucharon el discurso en directo.
Es solamente un simple ejemplo de la importancia de los idiomas en la vida política, es un factor claramente determinante, como lo fue en las elecciones presidenciales de México en 2006, cuando Felipe Calderón, el candidato de la derecha, superó en los votos al candidato de la izquierda, López Obrador, cuyo gran hándicap para no salir victorioso fue no saber hablar inglés, otro ejemplo es el del poderoso voto latino en USA, donde casi todos los candidatos dominan el español, algunos incluso con fluidez, algo que entendió claramente Barack Obama, quien no dudó en usar el “Si se puede” para idear una gran campaña, para conseguir el decisivo voto latino.
No hay que irse hasta México o Estados Unidos para ver casos parecidos, es más que notorio que el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero no domina la lengua de Shakespeare, es ya habitual verle acompañado de su intérprete en las cumbres europeas, en las que contradictoriamente, presidentes de otros países, especialmente los de los países nórdicos, hablan con fluidez tres e incluso cuatro lenguas, incluyendo el inglés.
Mientras el ex primer ministro Tony Blair se permitía el “lujo” de dar charlas en francés, el actual, Gordon Brown, solo domina el inglés, por su parte Angela Merkel, la canciller alemana tiene un nivel básico de inglés, al igual que el presidente francés Nicolás Sarkozy, ni ella habla francés, ni el alemán, algo que queda latente cuando su lenguaje verbal (abrazos, besos) se convierte en el único nexo de unión entre los presidentes de dos de los países más potentes de Europa.
Creo que en el panorama actual hacen falta políticos que puedan decir…”Ich bien ein Mehrsprachig” … “Yo soy un políglota”.
Por:
Alicia Moreno
Máster Protocolo Diplomático
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