Nuria Pereira Martínez
Directora
Área Protocolo, Ceremonial, Heráldica y Eventos
Instituto Europeo Campus Stellae
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Uno de los primeros textos que contiene
consejos protocolarios y normas para saber estar y cómo actuar con
un hombre o una mujer, en el teatro, mesa, foro o circo es “El Arte
de Amar” (escrito entre el 2 a C. y 2 d C.) del poeta romano Ovidio
(43 a C./17 d C.) Aunque el objetivo principal del libro es la
conquista amorosa y la seducción, también Publio Ovidio Nasón
aconseja ciertas conductas o gestos protocolarios. Un libro, que a
pesar del tiempo que ha pasado desde que fuera escrito, no deja de
ser de máxima actualidad y muy recomendable. De hecho, si Ovidio
levantara la cabeza, quizás volvería a escribir el poema.
Según el ensayista, poeta y crítico
literario mejicano, Adolfo Castañón, “El Arte de Amar de Ovidio”
además de un manual de seducción, se presenta también como un
“cuadro de costumbres, de malas costumbres... y deja al descubierto
la trama de corrupciones, alianzas y promiscuidades que se daban en
Roma entre hombres y mujeres libres y libertas y libertos, es decir:
una estructura original de sociología sexual: la vida en forma de
red”.
Para el profesor de Filosofía
Teorética de la Universidad de Barcelona, José Manuel García de la
Mora, que en 1964 se encargó de la traducción y prologo del libro
para que ediciones Vergara, reconoce que el texto se trata de un arte
de galanteo y saber estar, que apenas toca lo referente al acto
amoroso. Además, de acuerdo con su tiempo, en la obra, Ovidio
concibe a la mujer como “artículo de deleite, como codiciable
presa de caza”. El hacerse con ella supone todo un proceso de
ardides, acechos y trampas. Aún así, para García de la Mora,
“nuestro poeta es uno de los mejore conocedores que ha habido del
alma femenina”.
Según el poeta romano, “las maneras
de ser son tantas cuantos son los rostros que hay en el mundo”. Por
eso, era tan importante saber cómo debían comer, saludar,
comportarse y actuar dependiendo del momento y lugar.
Estos son algunos de los temas
protocolarios que menciona Ovidio en su libro “El Arte de Amar”:
- CUIDAR EL PORTE
Para el poeta romano la higiene
personal es importante a la hora de relacionarse las personas. Tanto
el hombre como la mujer tienen que estar limpios y correctamente
vestidos. Sin manchas en su ropa y en su piel, con el pelo y la
barba correctamente peinados y cortados, las uñas y la boca aseadas
y perfumados:
Agradan los hombres por
su limpieza y corrección, que les caiga bien y esté sin mancha la
toga, la lengüeta del calzado sin rigidez, los dientes sin sarro; y
que no te nade el pie cual si vagara dentro de enorme pellejo; ni te
deforme los cabellos un mal corte dejándotelos tiesos; que tu
cabellera y tu barba las recorte una mano segura, y no te sobresalen
las uñas, y estén sin inmundicias, ni te asome ningún pelo por el
hueco de la nariz; ni tengas la boca maloliente y desagradable el
aliento; ni hieras el olfato con olor a macho cabrío y a padre de
rebaño.
- ESTANDO EN LA MESA
Ovidio considera que las mesas de los
festines son un buen lugar para conocerse y relacionarse. Un
escaparate que servirá para presentarnos en sociedad. Por eso, es
importante comer sin ansia, no coger grandes cantidades y no repetir
demasiado.
Como el consumo del vino es habitual
entre los ciudadanos romanos, Ovidio también alecciona de cómo se
debe de tomar. Poco a poco, sin dar grandes sorbos, y sin exceso:
Te voy a dar la medida
exacta de lo que ha de beber: que tu mente y tus piernas puedan
cumplir su oficio. Haz por coger tú el primero la copa, beber
siempre por el mismo lado e intenta tener algún contacto con su
mano.
Curiosa reflexión de Ovidio sobre las
personas, la noche y el vino:
No creas demasiado en
la luz engañosa de las lámparas; la noche y el vino extravían el
juicio sobre la belleza. Paris contempló las diosas desnudas a la
luz del sol que resplandecía en el cielo, cuando dijo a Venus:
«Venus, vences a tus. competidoras.» La noche oculta las macas,
disimula los defectos, y entre las sombras cualquiera nos parece
hermosa. Examina a la luz del día los brillantes, los trajes de
púrpura, la frescura de la tez y las gracias del cuerpo.
- EN LUGARES PÚBLICOS
En la sociedad romana los lugares y
actos públicos eran muy comunes y habituales. La gente se
relacionaba en el Foro, Mercado, Teatro o Circo, entre otros lugares.
Por eso, era importante saber cómo había que saludarse, tratar a
las personas de mayor o menor rango, negociar, comprar, aplaudir .
Según José Manuel García de la Mora,
con el posterior refinamiento de las costumbres llegaron a darse en
Roma, lecciones de aplauso, y éste exigió todo un arte. En los
triunfos y en los espectáculos, discursos, disertaciones, se
aplaudía de diversas maneras, con distinto ritmo, según lo que se
quisiese significar conforme a una especie de código convencional
muy determinado.
“El Arte de Amar”, es un texto
escrito con el fin de conquista. Por eso, Ovidio aconseja las
buenas maneras, la atención y los modales correctos como vía para
conseguir el propósito:
Luego buscas un
pretexto cualquiera de conversación, y que tus primeras palabras
traten de cosas generales. Con vivo interés pregúntale a quién
pertenecen los caballos que van a correr, y sin vacilación toma el
partido de aquel, sea el que fuere, que merezca su favor. Cuando se
presenten las imágenes de marfil en la solemne procesión, aplaude
con entusiasmo a la diosa Venus, tu soberana.
Si por acaso el polvo
se pega al vestido de la joven, apresúrate a
quitárselo con los
dedos, y aunque no le haya caído polvo ninguno, haz como que lo
sacudes, y cualquier motivo te incite a mostrarte obsequioso. Si el
manto le desciende hasta tocar el suelo, recógelo sin demora y
quítale la tierra que lo mancha, que bien pronto recabarás el
premio de tu servicio, pues con su consentimiento podrás deleitar
los ojos al descubrir su torneada pierna.
- RELACIONES PERSONALES CON UNA MUJER
El poeta de la época del Emperador
Augusto aconseja al hombre que, si quiere gustar a una mujer, tiene
que ser amable con ella, mostrar un carácter agradable, ser
perseverante, condescendiente y constante frente a los obstáculos.
También, el hombre debe saber ganarse al servicio y a los criados de
su amada, hacer regalos oportunos, aunque no sean costosos y admirar
hábilmente a la mujer deseada e incluso alabar sus defectos:
Si enferma, atiéndela
obsequioso, pero sin fastidiar
Ovidio sugiere que el hombre debe
fomentar la costumbre hasta hacerse imprescindible y ocultar bien las
propias infidelidades aunque es aconsejable “provocar un poco, a
veces, los celos”. Para este poeta , aunque hay que “aguantar
los sinsabores del amor”, hay que ser discreto, nunca preguntar
su edad y “pisotear por vanidad la fama de las bellas”.
- EL PAPEL DE LA MUJER
El último capítulo de “El Arte de
Amar” se centra en cómo se debe comportar una mujer en sociedad.
Aunque Plubio Ovidio se centra en la conquista femenina de un hombre,
la mujer tiene que actuar así también en sociedad.
Por eso es importante poner atención
al arreglo personal. Ovidio se centra en el peinado y el vestido, sin
olvidar tampoco las joyas, el olor de los perfumes y la limpieza.
También aprender habilidades sociales, como, por ejemplo: aprender a
modular la risa y el llanto, mover el cuerpo de forma femenina y
sensual al andar, cantar, bailar, y por último aprender juegos de
sociedad.
Si la mujer tiene que acudir a un
banquete es importante llegar bien arreglada y un poquito tarde, así
se hace esperar y desear. Ya sentada en la mesa hay que tener modales
finos:
Acude allí tarde y no
hagas ostentación de tus gracias hasta que se enciendan las
antorchas: el esperar favorece a Venus y la demora es una gran
seducción. Si eres fea, parecerás hermosa a los que están ebrios y
la noche velará en las sombras tus defectos. Toma los manjares con
la punta de los dedos, la distinción en comer tiene gran precio, y
cuida que tu mano poco limpia imprima señales de suciedad en tu
boca. No pruebes nada antes de ir al festín, y en la mesa modera tu
apetito, y aun come algo menos de lo que te pida la gana.
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